Genomas de los antiguos mayas revelan la práctica del sacrificio de gemelos masculinos en Chichén Itzá
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Ubicada en el corazón de la península de Yucatán en México, la antigua ciudad maya de Chichén Itzá es uno de los sitios arqueológicos más emblemáticos y enigmáticos del mundo. Ascendió al poder tras el colapso de la era clásica maya y fue un centro político populoso y poderoso en los siglos que precedieron a la llegada de los españoles. La influencia de Chichén Itzá se extendió por toda la región maya y hasta lo más profundo del corazón del centro de México. Famoso por su arquitectura monumental, que incluye más de una docena de sitios de juegos de pelota y numerosos templos, entre ellos el enorme templo de El Castillo adornado con serpientes emplumadas, el espectacular complejo ha estado bajo investigación arqueológica por más de un siglo.
Chichén Itzá saltó a la fama alrededor del año 800 d.C., permaneció poderosa y poblada durante más de dos siglos y sirvió como destino de peregrinaciones durante y tras el período colonial español**.
La arquitectura de la capital regional refleja una serie de estilos y evolucionó a medida que los habitantes de Chichén Itzán construyeron alianzas políticas, culturales y religiosas con comunidades cercanas y en otros lugares alejados. Así, El Castillo, el templo de 75 pies del sitio, fue construido al estilo de los toltecas, que gobernaban un área a cientos de kilómetros de distancia, cerca de la actual Ciudad de México. Esas conexiones despertaron la curiosidad de Rodrigo Barquera sobre la procedencia de las personas enterradas en o cerca del Cenote Sagrado, un sumidero de agua donde se hacían ofrendas rituales de oro, jade y vidas humanas.
El Castillo, también conocido como el Templo de Kukulcán, se encuentra entre las estructuras más grandes de Chichén Itzá, y su arquitectura refleja sus extensas conexiones políticas. Crédito de la imagen: Johannes Krause
Sí, Chichén Itzá tal vez es más conocida por albergar una amplia evidencia de matanzas rituales, que incluyen tanto los restos físicos de individuos sacrificados como representaciones en arte monumental. El controvertido dragado del Cenote Sagrado del sitio a principios del siglo XX identificó los restos de cientos de personas, y una representación en piedra a escala real de un enorme tzompantli (estante de cráneos) en el centro del sitio señala la centralidad del sacrificio dentro de la vida ritual en Chichén Itzá. Pese al paso del tiempo, la notoriedad y el esfuerzo de las investigaciones por develar sus secretos, el papel y el contexto de la matanza ritual en el sitio permanecen bajo un velo que se resiste a ser rasgado.
“Realmente queríamos tener una mejor imagen de las personas que vivieron y murieron allí”, dijo Barquera. “¿Eran de la región maya? ¿De algún otro lugar de Mesoamérica? ¿O incluso más lejos?
Para averiguarlo, el equipo de investigación se embarcó en un análisis genético en profundidad de niños enterrados ritualmente en un chultún o cisterna artificial, no lejos del Cenote Sagrado. Warinner, quien también es profesora asociada Sally Starling Seaver en el Instituto Radcliffe de Harvard, señaló que los chultúnes y las cuevas han sido representados durante mucho tiempo en el arte y los mitos mayas antiguos como portales al inframundo. “Existe un patrón que se repite entre estas estructuras subterráneas, el agua y los entierros de niños”, dijo.
Detalle del tzompantli de piedra reconstruido, o estante de cráneos, en Chichén Itzá. Copyright Christina Warinner
Una enorme proporción de las personas sacrificadas en el lugar son niños y adolescentes, especialmente gemelos. Aunque existe una creencia generalizada de que las mujeres niñas o jóvenes eran el foco principal de sacrificio en el sitio, es difícil la determinación única del sexo a partir de restos esqueléticos juveniles mediante un examen físico, y análisis anatómicos más recientes sugieren que muchos de los sacrificados eran, de hecho, varones. En 1967, se descubrió una cámara subterránea cerca del Cenote Sagrado que contenía los restos dispersos de más de cien niños pequeños. La cámara, que probablemente era un chultún (cisterna de agua) reutilizada, había sido ampliada para conectarla con una pequeña cueva. Entre los antiguos mayas, las cuevas, los cenotes ( dolinas naturales) y los chultúnes se han asociado durante mucho tiempo con el sacrificio de niños, y estos elementos subterráneos se consideraban ampliamente como puntos de conexión con el inframundo.
Porción reconstruida del tzompantli de piedra, o estante de cráneos, en Chichén Itzá. Crédito de la imagen: Johannes Krause
_Para comprender mejor la vida ritual y el contexto del sacrificio de niños en Chichén Itzá, un equipo internacional de investigadores de instituciones como Max Planck Institutes for Evolutionary Anthropology (MPI-EVA, Leipzig) y Geoanthropology (MPI-GEA, Jena), la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH, Ciudad de México), el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Yucatán, Mérida) y la Harvard University (Cambridge) llevaron a cabo una investigación genética en profundidad de los restos de 64 niños enterrados ritualmente dentro del chultún en Chichén Itzá.
Hueso del oído interno #
El clima cálido y húmedo de la Península de Yucatán ha sido un factor que complica la investigación del ADN antiguo hasta ahora. Los avances tecnológicos recientes, así como la temperatura relativamente estable del chultún, que ayudó a preservar los esqueletos de las víctimas, permitieron el análisis realizado por Barquera. Eligió centrarse en el hueso de la porción petrosa del oído interno.
“Es el mejor sitio para encontrar ADN”, explicó, añadiendo que centrarse en el lado izquierdo permitió a los investigadores evitar duplicados. “Tuvimos suerte de que de los más de 100 individuos que se cree que fueron enterrados allí, pudimos recolectar el hueso petroso izquierdo de 64 de ellos”.
Asesinados alrededor de los 3 ó 4 años de edad, estos niños fueron en su mayoría enterrados entre los años 800 y 1050 d.C., que fue la era de la cúspide política de Chichén Itzá. Todos nacieron en poblaciones mayas locales. También resultaron ser todos varones, con dos pares de gemelos idénticos en la muestra.
Dietas similares #
Un análisis más detallado reveló que al menos una cuarta parte de los niños estaban estrechamente relacionados. Pero el ADN no era lo único que tenían en común. La investigación de isótopos estables (o el uso de la química de los huesos y los dientes para investigar alimentos antiguos) demostró que sus dietas eran extremadamente similares, como si vivieran en el mismo hogar. “Esto fue cierto no sólo para los gemelos sino para cada grupo de individuos relacionados”, señaló Barquera.
“Parecía que habían sido seleccionados en parejas”, añadió Warinner, quien también señaló la importancia de los gemelos en los textos sagrados mayas como el Popol Vuh. “Sugiere una actividad ritual muy específica”.
Tixcacaltuyub #
Los investigadores también estudiaron a las personas que viven hoy en Tixcacaltuyub, ubicada aproximadamente a una hora en auto de las ruinas. Residentes de esta comunidad maya local ya estaban trabajando en diversas iniciativas con investigadores de la Universidad Autónoma de Yucatán. Los científicos esperaban comparar el ADN de la población actual con el de los niños de la antigüedad.
Integrantes de la comunidad de Tixcacaltuyub. Al centro de la hilera final, con remera negra, podemos ver al doctor Rodrigo Barquera, autor principal de la investigación. Crédito de la imagen: Foto de Pilar Márquez Vega.
Según Barquera, la asociación con académicos locales resultó vital. Estos profesionales de la salud y expertos en antropología con sede en Yucatán lo ayudaron a viajar a la ciudad y le explicaron lo que se esperaba lograr con el estudio del ADN antiguo. También fueron útiles las copias de “Adventures in Archaeological Science”, un libro para colorear que Warinner creó con colegas del Instituto Max Planck y que ahora está traducido al maya yucateco y al español.
“Los libros estaban destinados a niños, pero funcionan para todos”, resaltó Barquera. “Muestran lo que hacemos de una manera accesible”.
Un poblador joven de Tixcacaltuyub lee uno de los libros en idioma yucateco para colorear que Warinner y Barquera hicieron sobre la ciencia arqueológica para ayudar a explicar las técnicas y los hallazgos del estudio y los compartieron con las comunidades y las escuelas locales. Crédito: Foto de Pilar Márquez Vega
El muestreo genético reveló que los residentes de Tixcacaltuyub son, de hecho, “parientes vivos cercanos de las personas enterradas en Chichén Itzá”, explicó Barquera1). La comunidad quedó encantada con estos hallazgos, añadió, dada la prevalencia del racismo contra las poblaciones indígenas en México hoy en día. Ahora pueden reivindicar vínculos ancestrales con el pueblo que construyó la gran ciudad de Chichén Itzá.
“Hemos visto a investigadores ir a comunidades o sitios arqueológicos en el pasado para tomar muestras o datos para sus artículos sin devolver nada”, dijo Barquera, quien creció en México y trabajó en varias clínicas y laboratorios de inmunología de la Ciudad de México antes de realizar su doctorado en Europa. “Lo que queríamos hacer era retribuir”.
Las epidemias introducidas #
El descubrimiento final del estudio se refiere a los legados genéticos de las epidemias de la era colonial, que cobraron un precio devastador entre los mayas y otros pueblos indígenas. La historia comienza en 2006 con el doctorado de Warinner, su investigación de tesis sobre Teposcolula-Yucundaa, un cementerio en la región de Oaxaca asociado con el brote en 1545 de una misteriosa enfermedad que los aztecas denominaron cocoliztli o pestilencia. La infección mató a entre 5 y 15 millones de personas, o hasta el 80 por ciento de la población indígena de México.
“Cambió fundamentalmente la población de México”, dijo Warinner. “Pero nadie sabía qué era”.
Warinner regresó en 2018 para realizar un **estudio de ADN antiguo que identificó una forma de Salmonella enterica en personas enterradas en el cementerio. “Hoy en día es una cepa muy rara”, detalló Warinner. “Pero ahora sabemos que estaba bastante extendido en Europa en la época del colonialismo y probablemente fue introducido durante la conquista española”**.
Variante genética #
En tanto, Barquera todavía trabajaba en la Ciudad de México a principios de la década de 2000 cuando comenzó a notar un alelo recurrente, o variante genética que surgía de una mutación, mientras realizaba pruebas a donantes y pacientes antes de un trasplante de órganos. Recuerda haberle planteado el asunto a su supervisor.
“Le dije: ‘¡Esto es raro! ¿Cómo puede ser que en todo México veamos este alelo con tanta frecuencia?’ Sabíamos que tenía que venir de alguna parte. Pensamos que tal vez tenía que ver con la resistencia a algo. Pero en aquel entonces nunca llegamos a una conclusión porque no teníamos las herramientas analíticas para probar nada”.
_En el estudio de Chichén Itzá, el equipo de investigación identificó un cambio en el mismo alelo que Barquera había señalado años antes. Hoy, explicó, la variante genética es “una de las más prominentes, si no la más prominente, en México y Centroamérica”, pero su prevalencia resultó baja entre los mayas de Chichén Itzá.
Salmonella #
Análisis posteriores mostraron que la variante protegía contra Salmonella, que Warinner y sus colegas habían relacionado con las epidemias del México del siglo XVI. “Aquí es donde las cosas confluyen realmente”, dijo Warinner.
Se sabe que Cocoliztli reapareció en 1576, matando a otros 2 millones de personas. “La tasa de mortalidad fue tan alta -dijo Warinner-, que “los científicos han especulado durante mucho tiempo sobre si cambiaron los perfiles inmunológicos de los pueblos indígenas de las Américas”.
La científica señaló que el estudio de los individuos enterrados en Chichén Itzá reveló la respuesta inmunológica a la mortal propagación de la bacteria por todo el México colonial. Después de todos estos años, sigue escrito en el ADN de la nación.
Un sacrificio ritual centrado en varones y parientes cercanos #
La datación de los restos reveló que el chultún fue utilizado con fines mortuorios durante más de 500 años, del siglo VII al XII después de Cristo, pero que la mayoría de los niños fueron enterrados durante el período de 200 años del apogeo político de Chichén Itzá, entre el 800 y el 1000 después de Cristo. Inesperadamente, el análisis genético reveló que los 64 individuos hallados eran masculinos. Un análisis genético más detallado reveló que los niños procedían de poblaciones mayas locales y que al menos una cuarta parte de los niños estaban estrechamente relacionados con al menos otro niño del chultún. “Nuestros hallazgos muestran patrones dietéticos notablemente similares entre individuos que exhiben una conexión familiar de primer o segundo grado”, expresó Patxi Pérez-Ramallo2, coautor e investigador postdoctoral en el Departamento de Arqueología e Historia Cultural del Museo de la Universidad NTNU, Trondheim, Noruega y el MPI-GEA.
“Lo más sorprendente es que identificamos dos pares de gemelos idénticos”, afirmó Kathrin Nägele, coautora y líder del grupo en el MPI-EVA. “Podemos decir esto con certeza porque nuestra estrategia de muestreo garantizó que no duplicaríamos individuos”. En conjunto, los hallazgos indican que los niños varones emparentados probablemente estaban siendo seleccionados en parejas para actividades rituales asociadas con el chultún.
“Las edades y dietas similares de los niños varones, su estrecha relación genética y el hecho de que fueron enterrados en el mismo lugar durante más de 200 años apuntan al chultún como un lugar de entierro post-sacrificio, habiendo sido los individuos sacrificados seleccionados por una razón específica”, apuntó Oana Del Castillo-Chávez, coautora e investigadora de la Sección de Antropología Física del Centro INAH Yucatán.
Conexiones con el Popol-Vuh #
Los gemelos ocupan un lugar especial en las historias de origen y la vida espiritual de los antiguos mayas. El sacrificio de gemelos es un tema central en el sagrado Libro del Consejo Maya K’iche’, conocido como Popol Vuh, un libro de la era colonial cuyos antecedentes se remontan a más de 2.000 años en la región maya. En el Popol Vuh, los gemelos Hun Hunahpú y Vucub Hunahpu descienden al inframundo y son sacrificados por los dioses tras su derrota en un juego de pelota. _Los hijos gemelos de Hun Hunahpu, conocidos como los Héroes Gemelos Hunahpú y Xbalanque, luego vengan a su padre y a su tío sometiéndose a repetidos ciclos de sacrificio y resurrección para burlar a los dioses del inframundo. Los Héroes Gemelos y sus aventuras están ampliamente representados en el arte maya del período Clásico, y debido a que las estructuras subterráneas se consideraban entradas al inframundo, el entierro de gemelos y pares de parientes cercanos dentro del chultún de Chichén Itzá puede recordar rituales que involucraban a los Héroes Gemelos.
“Los relatos de principios del siglo XX popularizaron falsamente historias escabrosas sobre mujeres jóvenes y niñas sacrificadas en el lugar”, señaló Christina (Tina) Warinner, profesora asociada John L. Loeb de Ciencias Sociales y Antropología en la Universidad de Harvard y líder de grupo en el MPI-EVA. “Este estudio, realizado como una estrecha colaboración internacional, le da un giro a esa historia y revela las profundas conexiones entre el sacrificio ritual y los ciclos de muerte y renacimiento humanos descritos en los textos sagrados mayas”_.
El perdurable legado genético de las epidemias coloniales #
“Los mayas actuales llevan las cicatrices genéticas de estas epidemias de la era colonial. Múltiples líneas de evidencia apuntan a cambios genéticos específicos en los genes inmunes de los mexicanos actuales de ascendencia indígena y de ascendencia mixta que están relacionados con una mayor resistencia a la infección por Salmonella enterica”, expresó el autor principal Rodrigo Barquera, inmunogenetista e investigador postdoctoral en el MPI-EVA.
Barquera ya había resaltado que “este es el primer estudio que utiliza ADN antiguo, isótopos y bioarqueología para obtener una mejor imagen de lo que estaba sucediendo allí”.
El estudio del ADN antiguo permite cada vez más plantearse preguntas más detalladas y complejas sobre el pasado. “La nueva información obtenida a partir del ADN antiguo no sólo nos ha permitido disipar hipótesis y suposiciones obsoletas y obtener nuevos conocimientos sobre las consecuencias biológicas de acontecimientos pasados, sino que también nos ha dado una idea de la vida cultural de los antiguos mayas”, manifestó el autor senior Johannes Krause, director del Departamento de Arqueogenética del MPI-EVA. Estos estudios también empoderan a los investigadores indígenas para dar forma a narrativas del pasado y establecer prioridades para el futuro. “Para mí como profesora investigadora de origen indígena es significativo poder contribuir a la construcción del conocimiento. Considero importante la preservación de la memoria histórica del pueblo maya”, expresó María Ermila Moo-Mezeta, coautora maya del estudio e investigadora de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY).
Importante #
Nature 2024-06-27 | Journal article DOI: 10.1038/s41586-024-07509-7 CONTRIBUTORS: Rodrigo Barquera, Oana Del Castillo-Chávez, Kathrin Nägele, Patxi Pérez-Ramallo, Diana Iraíz Hernández-Zaragoza, András Szolek, Adam Benjamin Rohrlach, Pablo Librado, Ainash Childebayeva, Raffaela Angelina Bianco, Bridget S. Penman, Victor Acuña-Alonzo, Mary Lucas, Julio César Lara-Riegos, María Ermila Moo-Mezeta, Julio César Torres-Romero, Patrick Roberts, Oliver Kohlbacher, Christina Warinner, Johannes Krause.
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Rodrigo Barquera, en la actualidad en Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology | EVA · Department of Archaeogenetics. Leipzig, DE. Previamente se desempeñó en: Escuela Nacional de Antropologia e Historia (ENAH) Laboratorio de Fisiología, Bioquímica y GenéticaMexico City, Mexico. Como Laboratory Manager. Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) Laboratorio de Genética Molecular - México. Como estudiante en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), México, en el Laboratorio de Genética Molecular. En la Universidad Autónoma de la Ciudad de México estudió Investigación genómica. En la Universidad Nacional Autónoma de México estudió Química farmacobiológica. ↩︎
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Patxi Pérez Ramallo (Santiago de Compostela, Galicia, España), Doctorado Internacional en el Programa de Análisis Forense de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) (2021); Maestría en Ciencias Arqueológicas por la Universidad de Bradford (Bradford, Reino Unido) (2014-2015); y Licenciado en Historia con triple mención en Arqueología, Edad Media y Prehistoria por la Universidad de Santiago de Compostela (USC) (2007-2012). Actualmente es investigador postdoctoral en el Departamento de Arqueología e Historia Cultural, Museo Universitario, Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (febrero de 2024-presente) e investigador asociado en el Instituto Max Planck de Geoantropología (Jena, Alemania). Su proyecto de investigación actual tiene como objetivo recrear las dietas de las poblaciones pasadas en la Noruega actual desde el Neolítico tardío hasta la Edad del Hierro. Para conseguirlo, está realizando un análisis exhaustivo de la fauna contemporánea de las mismas zonas geográficas que los humanos estudiados. Al examinar estas dietas, el proyecto busca comprender los cambios sociales, climáticos, culturales y migratorios que ocurrieron en el pasado prehistórico de las poblaciones noruegas. Durante su tesis doctoral, Pérez Ramallo centró su investigación en el origen y evolución del Camino de Santiago en la Edad Media a través del análisis osteológico y de isótopos estables. Ramallo creó y coordinó este proyecto, que adquirió un carácter interdisciplinar e internacional a través de la colaboración con prestigiosos centros de investigación y universidades. Durante su primera estancia investigadora postdoctoral, su nueva línea de investigación se centra en el estudio de las minorías sociales en la Edad Media Peninsular. Pérez Ramallo ha colaborado en proyectos con diferentes cronologías y contextos arqueológicos (desde la Prehistoria hasta la Guerra Civil Española) en España, México, Argentina, Armenia y Suecia. También es editor de revisión del consejo editorial de Bioarqueología y Paleopatología Humana, una sección especializada de Fronteras en Arqueología Ambiental. ↩︎