Debe abordarse el profundo impacto del estigma en los resultados de salud

Invertir en la reducción del estigma en los sistemas de atención de salud rendirá resultados en todo el proceso de atención y debería contar con el apoyo de los gobiernos, las políticas de las instituciones de atención de salud y los organismos de concesión de licencias, afirman investigadoras que analizaron el impacto de este tema.

Un nuevo artículo publicado en Nature Reviews Disease Primers destaca el profundo papel que puede desempeñar el estigma en la atención médica y cómo abordar las barreras relacionadas con el estigma puede mejorar significativamente los resultados de la atención de la salud de las personas y las comunidades de todo el mundo.

“La estigmatización tiene efectos nocivos para la salud, la equidad y la justicia”, afirmó la autora principal Carmen Logie, profesora de la Facultad de Trabajo Social Factor-Inwentash (FIFSW) de la Universidad de Toronto. “Y si bien necesitamos una evaluación más rigurosa de las intervenciones para reducir el estigma en la atención médica, sin duda sabemos lo suficiente como para comenzar a enfrentarlo”.

Logie y su coautora Laura Nyblade, investigadora del Social, Statistical and Environmental Sciences, Research Triangle Institute en Washington DC, sostienen que los proveedores de atención médica deben poder identificar qué impulsa la estigmatización en los entornos de atención médica, para que puedan tomar medidas para abordar las prácticas estigmatizadoras, así como la estigmatización internalizada, anticipada o percibida en nombre de quienes necesitan atención.

El estigma puede desempeñar un papel muy importante en los resultados de salud, insisten las investigadoras. Por ejemplo, los proveedores de atención médica que ven el peso como una cuestión moral o una falta de fuerza de voluntad personal, pueden utilizar un lenguaje estigmatizante en la conversación con los pacientes, lo que contribuye a que se desvinculen de la atención. Las personas que consumen drogas pueden ser consideradas “drogadictas”, culpadas por su consumo de sustancias y se les pueden negar servicios. En algunas regiones, el estigma basado en el género ha dado lugar a esterilizaciones forzadas y a la falta de opciones informadas sobre anticoncepción y educación para las mujeres que viven con el VIH.

La buena noticia, dijeron Logie y Nyblade, es que los centros de atención de la salud están bien posicionados para identificar qué impulsa el estigma y hacer cambios para abordarlo mediante enfoques basados ​​en evidencia. Para comenzar, los proveedores de atención de la salud pueden examinar los conceptos erróneos sobre la transmisión de enfermedades y el control de infecciones, y luego hacer los cambios necesarios en las políticas y prácticas institucionales. “Es fundamental aumentar la conciencia de los proveedores de atención de la salud sobre cómo se manifiesta el estigma en las formas en que prestan servicios”, explicó Logie, quien también es titular de la Cátedra de Investigación de Canadá en Equidad en Salud Global y Justicia Social con Poblaciones Marginadas.

En Ghana, por ejemplo, se demostró que la capacitación del personal y las actividades para reducir el miedo a la infección por VIH mejoraron la disposición de los cuidadores a brindar servicios a las personas con VIH. En Tanzania, las creencias estigmatizadoras que tenía el personal de las clínicas de VIH en torno al consumo de sustancias se redujeron mediante intervenciones que abordaron conceptos erróneos comúnmente aceptados. Las intervenciones también transmitieron con éxito el impacto que el lenguaje estigmatizador utilizado por los proveedores de atención médica puede tener en sus pacientes.

Las investigadoras sostienen que la construcción de relaciones y asociaciones entre los proveedores de atención médica y las comunidades puede mejorar la capacidad tanto de los profesionales como de sus clientes para fortalecer la cohesión social, la resiliencia colectiva y las estrategias de afrontamiento. Los movimientos sociales y las fechas importantes, como los movimientos de inclusión del peso y el Día Mundial del SIDA, son ejemplos de formas en que las personas se han unido para abogar por la concienciación y promover el cambio.

“Estos enfoques van más allá del enfoque en la victimización del estigma para reconocer y celebrar las fortalezas de las comunidades que han sido marginadas, así como las historias sociales de apoyo mutuo y resistencia al estigma”, dijo Nyblade.

La inversión en la reducción del estigma en los sistemas de atención de salud rendirá resultados en todo el espectro de atención y debería contar con el apoyo de los gobiernos, las políticas de las instituciones de atención de salud y los organismos que otorgan licencias, concluyeron las autoras.

“Todos los tipos y niveles de proveedores de atención médica deben participar en la reducción del estigma, a través de programas de capacitación, programas de educación continua y más”, dijo Logie. “El momento de actuar es ahora”.

Además de su función en la FIFSW, Logie está afiliada al Instituto de Agua, Medio Ambiente y Salud de la Universidad de las Naciones Unidas y al Instituto de Investigación del Women’s College Hospital de Toronto.

• El paper Recognizing and responding to stigma-related barriers in health care fue publicado en Nature Reviews Disease Primers. Las autoras son Carmen H. Logie & Laura Nyblade

• El artículo Stigma has a profound impact on health outcomes and must be addressed, says Carmen Logie, fue publicado en el sitio web de ** Factor-Inwentash Faculty of Social Work, University of Toronto