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Los ritmos circadianos son ciclos de aproximadamente 24 horas, en los procesos fisiológicos que regulan funciones clave como la frecuencia cardíaca, la presión arterial, el metabolismo y la secreción de hormonas, como el cortisol, que es importante para la respuesta al estrés y el metabolismo. La declaración define la salud circadiana como el funcionamiento óptimo, el carácter rítmico y la alineación del sistema circadiano con el ciclo de luz y oscuridad. El sistema circadiano se sincroniza principalmente a través de la luz que detecta la retina del ojo y se transmite por el núcleo supraquiasmático, es decir, neuronas especiales en la región del hipotálamo del cerebro. Dentro de estas neuronas y en todo el cuerpo se encuentran proteínas y genes especiales, como CLOCK, BMAL1, PER y CRY, que ayudan a generar la actividad rítmica. Se activan y desactivan en ciclos regulares, lo que crea un ritmo en el reloj biológico interno.
Knutson, que se especializa en investigación del sueño y los ritmos circadianos, centrada específicamente en las asociaciones con la salud cardiometabólica y cognitiva, señaló que “aunque los ritmos circadianos son importantes para mantenernos saludables, a menudo se pasan por alto en la atención médica cotidiana. Es importante ser conscientes de lo que estas alteraciones pueden hacerle a nuestro cuerpo y de cómo disminuir el impacto”.
Principales conclusiones #
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La regularidad en los horarios de sueño es tan importante como la duración del sueño: los horarios de sueño irregulares, aunque sean de una duración adecuada, pueden alterar los ritmos circadianos. El “jet lag social” o las variaciones en los horarios de sueño entre los días laborables o escolares y los días libres se han relacionado con el riesgo de obesidad o sobrepeso. El horario y la regularidad del sueño también influyen en la diabetes, ya que el jet lag social y una mayor variabilidad diaria en la duración y el horario del sueño se presentan como factores de riesgo para la desregulación glucémica y la diabetes tipo 2. Mantener horarios regulares para dormir y despertarse ayuda a sincronizar el reloj interno del cuerpo y favorece la salud metabólica. El sueño es una de las medidas clave para mejorar y mantener la salud del corazón y el cerebro en los consejos que la asociación da en Life’s Essential 8TM. 
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La exposición a la luz es una herramienta terapéutica: la luz es la principal señal o sincronizador del reloj circadiano central del cerebro. La exposición matutina a la luz natural ayuda a fortalecer los ritmos saludables, mientras que la exposición nocturna a la luz artificial, en especial la luz azul de las pantallas, puede suprimir la melatonina y retrasar la conciliación del sueño. Incluso niveles bajos de luz nocturna se asociaron con un mayor riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular. 
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El horario de las comidas afecta a la salud metabólica más allá del contenido calórico: comer tarde por la noche o tener horarios de comida irregulares pueden desalinear los relojes circadianos que se encuentran en órganos como el hígado o el páncreas y contribuir a picos o caídas de glucosa en sangre y al aumento de peso. Estudios muestran que comer más temprano, como desayunar antes de las 8:00 a. m., se asocia con un menor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y mejores resultados cardiometabólicos. 
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El momento en que se realiza la actividad física puede mejorar la salud circadiana: el ejercicio funciona como un sincronizador secundario. Entrenar por la mañana o por la tarde puede ayudar a adelantar los ritmos circadianos, mientras que entrenar por la noche puede retrasarlos. El momento en que se realiza la actividad física también puede influir en los resultados como la presión arterial, el control de la glucosa (azúcar en sangre) y la calidad del sueño, aunque se necesita más investigación para determinar el momento óptimo para cada persona. 
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El desajuste circadiano es aún mayor debido al trabajo por turnos, la contaminación lumínica y los patrones de sueño irregulares: las personas que trabajan en horarios no tradicionales, como los trabajadores por turnos, pueden estar más expuestas a la contaminación lumínica y a horarios de comida y patrones de sueño irregulares en comparación con aquellos que trabajan en horarios diurnos o nocturnos. El desajuste provocado por el trabajo por turnos rotativos y nocturnos es un factor de riesgo cardiovascular demostrado. 
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El reloj interno de cada persona debe guiar el momento de las intervenciones: el cronotipo, es decir, el ritmo interno de una persona para dormir y realizar actividades, generalmente descrito como “madrugador” o “noctámbulo”, influye en cómo los individuos responden a la luz, las comidas y el ejercicio. Adaptar las intervenciones al ritmo natural de cada persona puede mejorar la efectividad y favorecer la sincronización circadiana. Sin embargo, evaluar los ritmos circadianos reales es complicado. 
¿Por qué es complicado? #
En la actualidad, los investigadores sólo pueden medir los ritmos circadianos con precisión en entornos de laboratorio pequeños y altamente controlados. En el cuidado de salud cotidiano, los médicos se suelen basar en pistas simples, como la hora en que la persona dice que se acuesta, que no siempre son precisas. Las nuevas tecnologías lo van a facilitar. Herramientas como los dispositivos portátiles, las pruebas de laboratorio avanzadas y la inteligencia artificial pueden ayudar a rastrear patrones en parámetros como la temperatura de la piel o la frecuencia cardíaca por más de 24 horas, lo que da un panorama más claro del ritmo del reloj biológico natural de una persona.
Cita #
- El estudio Role of Circadian Health in Cardiometabolic Health and Disease Risk: A Scientific Statement From the American Heart Association (El papel de la salud circadiana en la salud cardiometabólica y el riesgo de enfermedad: una declaración científica de la Asociación Estadounidense del Corazón), fue publicado hoy en la revista Circulation, de la asociación mencionada. Autores: Kristen L. Knutson, PhD, FAHA, Chair, Debra D. Dixon, MD, MS, Michael A. Grandner, PhD, MTR, FAHA, Chandra L. Jackson, PhD, MS, Christopher E. Kline, PhD, FAHA, Lisa Maher, DNP, Nour Makarem, PhD, FAHA, Tami A. Martino, PhD, Marie-Pierre St-Onge, PhD, FAHA, and Dayna A. Johnson, PhD, MPH, FAHA, Vice Chair on behalf of the American Heart Association Council on Lifestyle and Cardiometabolic Health; Council on Cardiovascular and Stroke Nursing; Council on Clinical Cardiology; and Council on Lifelong Congenital Heart Disease and Heart Health in the Young.
Contacto [Notaspampeanas](mailto: notaspampeanas@gmail.com)
 
            
        