Investigadores brasileños de la Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo analizaron más de 60 artículos científicos sobre los microplásticos e identificaron que estos materiales tienen efectos negativos en el tejido óseo humano
Una micrografía tomada con un aumento de 400x muestra el interior de una célula ósea MG-63. Pequeñas esferas microplásticas de poliestireno aparecen dentro del citoplasma y están resaltadas en azul. El núcleo celular se muestra en rojo. Crédito de la imagen: Mariana Cassani de Oliveira/LEMON/FCM-UNICAMP
La producción y el uso de más de 400 millones de toneladas de plástico por año han contaminado playas, ríos e incluso el lugar más profundo de los océanos, a 11 mil metros de profundidad. Más allá de los impactos ambientales visibles, el plástico también influye en el cambio climático: se estima que su producción es responsable de generar 1.8 mil millones de toneladas de gases de efecto invernadero cada año. Evidencias científicas sugieren, además, que el uso cotidiano de materiales plásticos también ha afectado la salud humana.
Una enorme cantidad de partículas plásticas, que se desprenden de cortinas, muebles, ropa u otros objetos hechos de este material, queda suspendida en el aire, se disuelve en el agua potable o se adhiere a los alimentos; puede ser inhalada, ingerida o entrar en contacto con la piel. Como resultado, los científicos ya han encontrado microplásticos en la sangre, el cerebro, la placenta, la leche materna e incluso en los huesos humanos.
Un estudio vinculado a un proyecto de investigación apoyado por la FAPESP y publicado en la revista Osteoporosis International revisó 62 artículos científicos y constató que los microplásticos también perjudican la salud ósea de diferentes maneras. Un ejemplo notable es la capacidad de estos materiales para comprometer las funciones de las células madre de la médula ósea, al favorecer la formación de células multinucleadas, llamadas osteoclastos, que degradan el tejido en un proceso conocido como reabsorción ósea.
“El impacto potencial de los microplásticos en los huesos es motivo de estudios científicos y no es despreciable. Por ejemplo, estudios in vitro con células del tejido óseo demostraron que los microplásticos dañan la viabilidad celular, aceleran el envejecimiento de las células y alteran la diferenciación celular, además de promover inflamación”, afirmó Rodrigo Bueno de Oliveira, coordinador del Laboratorio para el Estudio Mineral y Óseo en Nefrología (Lemon) de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Estatal de Campinas (FCM-Unicamp), en el estado de São Paulo, Brasil.
Oliveira indicó que estudios realizados en animales descubrieron que, con la aceleración de la senescencia de los osteoclastos, puede producirse un deterioro de la microestructura ósea y displasia, lo que puede provocar debilitamiento, deformidades y, posiblemente, facilitar la aparición de fracturas patológicas. “En el estudio, los efectos adversos observados culminaron, de manera preocupante, en la interrupción del crecimiento esquelético de los animales”, completó el investigador.
Oliveira explicó que, aunque los efectos de estas partículas en las propiedades mecánicas de los huesos aún no se comprenden completamente, los datos sugieren que la presencia del material circulando en la sangre, por ejemplo, podría comprometer la salud ósea. “Lo más impresionante es que un conjunto significativo de estudios sugiere que los microplásticos pueden llegar a la intimidad del tejido óseo, como la médula ósea, y potencialmente causar diversas alteraciones en su metabolismo”, según detalló.
No por casualidad, el equipo de Oliveira está comenzando un proyecto de investigación que comprobará en la práctica lo que parece perfectamente posible en la teoría: la relación entre la exposición a los microplásticos y el agravamiento de las enfermedades óseas metabólicas. A partir de una investigación con modelo animal, los científicos investigarán el efecto del microplástico en la resistencia de los huesos del fémur de roedores.
Según la International Osteoporosis Foundation (IOF), la prevalencia de fracturas por osteoporosis está aumentando en todo el mundo debido al envejecimiento de la población. Se estima que, hasta 2050, habrá un incremento del 32 % en las fracturas por osteoporosis.
“Mejorar la calidad de vida y reducir el riesgo de complicaciones óseas, como las fracturas, es una prioridad en el área de la salud. Ya sabemos que prácticas como el ejercicio físico, una alimentación equilibrada y los tratamientos farmacológicos contribuyen significativamente a ello. Sin embargo, a pesar de que las enfermedades osteometabólicas están relativamente bien comprendidas, existe una laguna en cuanto a la influencia de los microplásticos en el desarrollo de estas enfermedades. Por eso, uno de nuestros objetivos es generar evidencias que indiquen que los microplásticos podrían ser una posible causa ambiental, controlable, para explicar, por ejemplo, el aumento proyectado de fracturas óseas”, concluyó Oliveira.