La divulgación de este artículo busca ’extrapolar’, de alguna manera situaciones dramáticas en un gigante económico, como Estados Unidos, que muestra serios problemas de inseguridad alimentaria, y Argentina, que viene con más de un siglo de decadencia y problemas en la alimentación, cuando es productor de bienes alimenticios -granos, carne- que se exportan. ¿Podemos hacer un ejercicio mental, y práctico para solucionar, revertir el hambre en el mundo?
En su investigación anterior, la profesora asociada de la Universidad de Binghamton, Lina Begdache, PhD ‘08, ha explorado cómo nuestras dietas afectan nuestra salud mental y nuestro estado de ánimo en general. Pero, ¿cómo cambia la falta de nutrición nuestra resiliencia, nuestra mentalidad de estrés y nuestro nivel de angustia mental, especialmente en función de la edad y el género?
En un artículo reciente publicado en Health Science Reports, Begdache, la profesora asistente Melissa Zeynep Ertem y su equipo investigaron estas relaciones utilizando datos de encuestas de 1.099 personas, con el 70% de los participantes menores de 30 años.
Como parte de su investigación general, a Begdache, integrante de la facultad de estudios de salud y bienestar en la Facultad de Enfermería y Ciencias de la Salud Decker de Binghamton, le gusta comparar cómo la dieta afecta a los adultos jóvenes en comparación con los adultos mayores, ya que el cerebro humano no termina de madurar hasta mediados o finales de los 20 años. Admitió que algunos de los hallazgos de este trabajo la sorprendieron.
“La resiliencia se basa en superar las dificultades, pero parece que las dificultades con una dieta de baja calidad no pueden desarrollar la resiliencia. Probablemente seamos los primeros en reportar eso”, dijo. “Tampoco encontramos que la inseguridad alimentaria afecte al estrés mental. Las personas aún pueden ser felices o tener un pensamiento positivo a pesar de tener inseguridad alimentaria, por lo que está más relacionado con sus rasgos de personalidad que con la calidad de su dieta”, señaló Begdache.
Los cuestionarios también preguntaron sobre los niveles de actividad de los participantes y tuvieron en cuenta esas respuestas en sus puntuaciones generales de salud.
“Se sabe que el ejercicio modula la química del cerebro, y en esta investigación, encontramos que el ejercicio se asoció con mejoras en las neuroconductas, incluida el estrés mental”, dijo Begdache. “Si tienes pensamientos negativos, puedes hacer ejercicio regularmente y mejorar la forma en que piensas sobre el estrés. También mejoró la resiliencia, específicamente, que está asociada, en gran medida, con el ejercicio” físico.
Políticas alimentarias luego de la pandemia de COVID #
Ertem, miembro de la facultad de la Facultad de Ingeniería Thomas J. Watson y de la Facultad de Ciencias Aplicadas de Sistemas e Ingeniería Industrial, contribuyó con sus habilidades en análisis de datos a la investigación. Ella cree que es importante evaluar los efectos de las políticas alimentarias estadounidenses después de la pandemia.
“Durante la pandemia de COVID, hubo algunos incentivos adicionales en los que el gobierno proporcionó alimentos para las poblaciones vulnerables”, dijo Ertem. “Después de 2023, la mayoría de los beneficios adicionales, como la Transferencia Electrónica de Beneficios por la Pandemia y los beneficios adicionales de SNAP (N.del.T), concluyeron. Una de las grandes preguntas que queremos responder es cómo la inseguridad alimentaria podría afectar a los adultos jóvenes, especialmente después de que esos incentivos hayan desaparecido”.
Begdache cree que la nueva investigación es importante para comprender cómo la inseguridad alimentaria afecta la resiliencia psicológica, el bienestar mental y las percepciones relacionadas con el estrés, pero también tiene implicaciones más amplias.
“Si tomamos estos hallazgos y los traducimos a la dieta estadounidense actual, no estamos consumiendo la mejor calidad, lo que significa que esto podría estar afectando nuestro nivel de resiliencia”, dijo. “La literatura ha demostrado que la dieta mediterránea, que tiene un espectro de alimentos saludables, se asocia con la resiliencia. Si mejoramos la calidad de nuestra dieta, es posible que podamos desarrollar resiliencia y mejorar nuestra salud mental también”.
También contribuyeron a la investigación los estudiantes de Ertem: Amera Al-Amery, PhD ‘23 (ahora profesora asistente en la Universidad Princesa Sumaya de Tecnología en Jordania), Katerina K. Nagorny ‘24, Ushima Chowdhury ‘25 y Lexis R. Rosenberg ‘23.
Cita #
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El artículo The Interplay of Food Insecurity, Resilience, Stress Mindset, and Mental Distress: Insights From a Cross-Sectional Study fue publicado en Health Science Reports. Autores: Lina Begdache, Amera Al-Amery, Katerina K. Nagorny, Ushima Chowdhury, Lexis R. Rosenberg & Zeynep Ertem
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El artículo New research explores how food insecurity affects stress and mental health, con la firma de Chris Kocher fue publicado en el sitio web de la Universidad de Binghamton