Los comerciantes, relacionados con la venta de ropa, artículos electrónicos, electrodomésticos, o cafeterías, restaurantes y locaciones turísticas, señalaron que tras la pandemia de COVID en 2029-2020, hubo una retracción a salir de casa para ciertas actividades. Incluso las deportivas en clubes. Aquí el impacto es económico; veamos qué hallaron Hagen y O’Brien en el estudio realizado en Estados Unidos. ¿Se podrá extrapolar a los países latinos?
Finalizados los cierres por COVID-19, los estadounidenses encuestados informaron haber esperado más tiempo para regresar a restaurantes, cines, fiestas, vacaciones y visitas familiares para que su regreso fuera especialmente satisfactorio.
En un sondeo, los encuestados que sentían que su tiempo fuera de una actividad agradable había sido extenso tenían más probabilidades de retrasar el regreso que los participantes que informaron que les parecía que el ciclo de no salir de casa por placer había sido corto.
En otro experimento, se pidió a 200 estudiantes universitarios que enviaran una breve nota de agradecimiento a un amigo o completaran una aburrida tarea laboral. Mientras que el 55% de las personas que se habían puesto en contacto con su amigo por última vez recientemente (con un promedio de una semana) optó por comunicarse con el amigo, sólo el 41% de los que no se habían puesto en contacto con el amigo durante mucho tiempo (con un promedio de un año) optaron por comunicarse con el amigo.
En lo personal conozco casos en que las reuniones de amistades que rotaban los encuentros en las viviendas de sus amistades, se vieron muy reducidas tras la pandemia de COVID-19.
Un experimento separado en el que se pidió a adultos que saludaran brevemente a un amigo produjo resultados similares. Cuando se les preguntó sobre las razones de estos retrasos voluntarios en el regreso a sus actividades favoritas, los participantes indicaron que querían que la primera vez en regresar, a algo que el pasado era agradable, fuera especial.
Según los autores, el estudio ofrece información sobre conductas de retraso, como la procrastinación, que en algunos casos pueden ser motivadas por el valor positivo percibido de una tarea futura. En el momento de decidir, piensan, es posible que simplemente nunca se sienta lo suficientemente especial, como sucedía en el pasado.
Quizá la idea de recompensa -un momento que previo a la pandemia era insuperable, pese a la habitualidad-, ya no es una sensación que prevén disfrutar.
- El paper Lost time undermines return behavior (El tiempo perdido perjudica el comportamiento de retorno) fue publicado en PNAS Nexus. Autores: Linda Hagen, Ed O’Brien