Los documentos legales son notoriamente difíciles de entender, incluso para los abogados. Esto plantea la pregunta: ¿por qué están escritos en un estilo que los hace tan impenetrables?
Científicos cognitivos del MIT creen haber descubierto la respuesta a esa pregunta. Así como los “hechizos mágicos” usan rimas especiales y términos arcaicos para indicar su poder, el lenguaje complejo de la jerga legal transmite una sensación de autoridad, según concluyeron.
En un estudio publicado el año pasado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, los investigadores descubrieron que incluso quienes no son abogados usan este tipo de lenguaje cuando se les pide que escriban leyes.
“La gente parece entender que existe una regla implícita que establece que así es como deben sonar las leyes, y así las redactan”, afirmó Edward Gibson, profesor de ciencias cognitivas y del cerebro* del MIT y autor principal del estudio.
Eric Martínez, doctorado (promoción de 2024), es el autor principal del estudio. Francis Mollica, profesor de la Universidad de Melbourne, también es autor del artículo.
Lanzando un hechizo legal #
El grupo de investigación de Gibson ha estado estudiando las características únicas del lenguaje legal desde 2020, cuando Martínez llegó al MIT tras obtener su título en Derecho en la Facultad de Derecho de Harvard. En un estudio de 2022, Gibson, Martínez y Mollica analizaron contratos legales con un total de aproximadamente 3,5 millones de palabras, comparándolos con otros tipos de textos, como guiones de películas, artículos periodísticos y trabajos académicos.
Ese análisis reveló que los documentos legales suelen incluir largas definiciones insertadas en medio de las oraciones, una característica conocida como “incrustación central”. Los lingüistas ya habían descubierto que este tipo de estructura puede dificultar considerablemente la comprensión del texto.
“El lenguaje legalese de alguna manera ha desarrollado esta tendencia a poner estructuras dentro de otras estructuras, de una manera que no es típica de los lenguajes humanos”, dijo Gibson.
En un estudio de seguimiento publicado en 2023, los investigadores descubrieron que el lenguaje legal también dificulta la comprensión de los documentos por parte de los abogados. Los abogados tendían a preferir versiones en inglés sencillo, y consideraban que estas versiones eran tan vinculantes como los documentos legales tradicionales.
“Los abogados también consideran que la jerga legal es engorrosa y complicada”, afirmó Gibson. “A los abogados no les gusta, ni a los legos en la materia, así que el objetivo de este trabajo era intentar averiguar por qué redactan documentos de esta manera”.
Los investigadores plantearon un par de hipótesis sobre la prevalencia del lenguaje legal. Una de ellas fue la “hipótesis de copiar y editar”, que sugiere que los documentos legales parten de una premisa simple y luego se insertan información y definiciones adicionales en oraciones ya existentes, creando cláusulas complejas con estructura central.
“Pensamos que era plausible que se empezara con un borrador inicial simple y luego se pensara en todas las demás condiciones que se desea incluir. La idea es que, una vez que se ha comenzado, sea mucho más fácil integrarlo en la disposición existente”, afirmó Martínez, quien actualmente es investigador e instructor en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chicago.
Sin embargo, los hallazgos acabaron apuntando a una hipótesis diferente, la llamada “hipótesis del hechizo mágico”. Así como los hechizos mágicos se escriben con un estilo distintivo que los distingue del lenguaje cotidiano, el estilo complejo del lenguaje jurídico parece indicar un tipo especial de autoridad, afirmaron los investigadores.
Copie y pegue #
En la cultura inglesa, si quieres escribir algo que sea un hechizo, la gente sabe que la forma de lograrlo es añadir muchas rimas tradicionales. Creemos que la incrustación central quizá esté indicando jerga legal de la misma manera —dijo Gibson—.
En este estudio, los investigadores pidieron a unos 200 profesionales no abogados (hablantes nativos de inglés residentes en Estados Unidos, reclutados a través de Prolific, una plataforma de crowdsourcing) que escribieran dos tipos de textos. En la primera tarea, se les pidió que escribieran leyes que prohibieran delitos como conducir en estado de ebriedad, robo, incendio provocado y tráfico de drogas. En la segunda, se les pidió que escribieran historias sobre tales delitos.
Para probar la hipótesis de la copia y edición, se pidió a la mitad de los participantes que añadieran información adicional después de escribir su ley o relato inicial. Los investigadores descubrieron que todos los sujetos escribieron leyes con cláusulas centrales, independientemente de si escribieron la ley de una sola vez o si se les pidió que escribieran un borrador y luego lo completaran. Y, cuando escribieron relatos relacionados con esas leyes, lo hicieron en un inglés mucho más sencillo, independientemente de si tuvieron que añadir información posteriormente.
“Al redactar leyes, recurrían a la incrustación central con frecuencia, independientemente de si tenían que editarlas o escribirlas desde cero. Y en ese texto narrativo, no la utilizaron en ninguno de los dos casos” —dijo Martínez—.
En otro conjunto de experimentos, se pidió a unos 80 participantes que escribieran leyes, así como descripciones que las explicaran a visitantes de otro país. En estos experimentos, los participantes volvieron a utilizar la incrustación central para sus leyes, pero no para sus descripciones.
Los orígenes de la jerga legal (legalese en inglés) #
El laboratorio de Gibson investiga actualmente los orígenes de la incrustación central en documentos legales. Las primeras leyes estadounidenses se basaban en el derecho británico, por lo que los investigadores planean analizar las leyes británicas para ver si presentan el mismo tipo de construcción gramatical. Y retrocediendo mucho más en el tiempo, planean analizar si la incrustación central se encuentra en el Código de Hammurabi, el conjunto de leyes más antiguo conocido, que data de alrededor de 1750 a. C.
“Quizás existiera una forma de escribir estilística de la época, y si se consideraba exitosa, la gente usaría ese estilo en otros idiomas”, dice Gibson. “Supongo que es una propiedad accidental de cómo se escribieron las leyes la primera vez, pero aún no lo sabemos”.
Los investigadores esperan que su trabajo, que ha identificado aspectos específicos del lenguaje legal que dificultan su comprensión, motive a los legisladores a intentar que las leyes sean más comprensibles. Los esfuerzos por redactar documentos legales con un lenguaje más sencillo se remontan al menos a la década de 1970, cuando el presidente Richard Nixon declaró que las regulaciones federales debían redactarse en términos sencillos. Sin embargo, el lenguaje legal ha cambiado muy poco desde entonces.
“Solo hace muy poco aprendimos qué hace que el lenguaje jurídico sea tan complicado, y por eso soy optimista respecto de poder cambiarlo”, afirmó Gibson.
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El artículo científico “Even laypeople use legalese” fue publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences
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El artículo MIT study explains why laws are written in an incomprehensible style The convoluted “legalese” used in legal documents conveys a special sense of authority, and even non-lawyers have learned to wield it, escrito por Anne Trafton fue publicado en el sitio web del MIT